En el marco de la gestión de
proyectos transversales, y desde su mirada inclusiva se hace necesario, abordar
las instituciones educativas, como un grupo complejo, que implica el tener en
cuenta sus procesos y actores en cada una de sus áreas, sin dejar de lado, las
relaciones intrínsecas y extrínsecas dentro de su contexto, aspectos
importantes a tener en cuenta, al
momento de proponer estrategias que permitan el desarrollo de un adecuado
proyecto transversal. Teniendo en cuenta lo anterior, Sánchez de Horcajo
enuncia que “la escuela como comunidad implica que todos los individuos y los
grupos que intervienen en el proceso educativo, deben tener parte en la gestión
del mismo” (1991: pg, 505).
Es entonces, cuando se debe dar una mirada de gestión a la comunidad, en donde se articulen estos contextos desde aspectos como la participación, integración de actores, equidad, necesidades propias del contexto, recursos, y aspectos a mejorar obtenidos en la autoevaluación institucional a tener en cuenta en planes de mejoramiento y trabajo mancomunado entre escuela y comunidad, lo cual propenderá por el desarrollo de la propia identidad institucional y su articulación con los fines de sus proyecto educativo institucional, así como las acciones que se generan hacia el exterior en donde abordando de manera pertinente, organizada y estratégica permitirá que los proyectos planteados permanezcan en el tiempo, e influyan verdaderamente en el proyecto de vida de cada estudiante.
Los proyectos transversales permiten facilitar, estimular y potenciar los procesos de aprendizaje en los y las estudiantes, esto nos conduce para dar respuesta a la diversidad y llevar a cabo una atención a la diferencia, donde se contribuye a fortalecer la participación de todos los estudiantes.
La noción de inclusión abarca distintas dimensiones e identifica nuevas fronteras de la inclusión a lo largo del tiempo (Ainscow y Miles, 2008):
*La inclusión de alumnos y alumnas con discapacidades, clasificadas como “necesidades educativas especiales” (NEE) en sistemas escolares específicos, y quienes presentan dificultades de adaptación a las normas escolares (exclusión disciplinaria), ambos grupos considerados como deficitarios.
*La inclusión de alumnos y alumnas del sistema educativo por razones estructurales, en particular en relación con sus condiciones socioeconómicas y con su bajo desempeño, correlacionado con criterios sociales (Coleman et al., 1966).
*La inclusión de todo el alumnado según una perspectiva cultural, que toma en cuenta todas las diferencias (etnia, clase, género, orientación sexual, religión…).
Tener en cuenta todas estas características de los estudiantes, conlleva a mejorar y reformar los proyectos educativos institucionales, ofreciendo una educación oportuna y de calidad, que facilite la respuesta a todas las necesidades del contexto.
Según Agudelo y Flórez (1997) son una estrategia de planificación de la enseñanza con un enfoque global, que toma en cuenta los componentes del currículo y se sustenta en las necesidades e intereses de los niños, niñas y jóvenes, y de la escuela, a fin de proporcionarles una educación mejorada en cuanto a calidad y equidad.
Continúan diciendo los mismos autores, su objetivo es “Diseñar, ejecutar y valorar el trabajo educativo de los estudiantes para el crecimiento humano integral del estudiante, el desarrollo cultural y social, donde se les permite responder a las exigencias sociales actuales”. (p.14)
Es así como concluimos, que los proyectos transversales son estrategias pedagógicas que permiten planear, desarrollar y evaluar el currículo, mejorando la calidad del proceso de enseñanza y el desarrollo integral del estudiante especialmente en inclusión, ya que permiten la adquisición de aprendizajes para toda la vida.